José, hombre de Lugo ciudad: Cada día puedo despertar sintiendo que en la lejanía

Cada día puedo despertar sintiendo que en la lejanía del horizonte y más allá de su infinito, estás tú, estás sentada, esperando que el sol se ponga, soñado. Cada noche el viento te lleva algún susurro y puedessentirme a tu lado, tomando tu mano, llevándote al otro lado de las montañas para ver el valle que ambos desconocemos. Nos adentramos por las praderas de hierba alta y caminamos sin darnos cuenta del tiempo. El reloj se para cuando camino a tu lado. El sol se pone y nos miramos esperando que el día retorne con la misma prisa que pasó mientras caminamos. La noche fue cálida, tus brazos suaves y tus labios iguales a la dulzura de los melocotones en almíbar. Dejamos pasar la alocada carrera del reloj... pasaron las horas y sentirte a mi lado, fue como retomar las sendas de la infancia cuando iba a la escuela y esperaba con ansia que aparecieras en la puerta de entrada para ver tu silueta cada mañana. El alba me sorprendió mirándote dormida sobre la hierba y el agua de la fuente lejana, dejaba oír en su murmullo el contenido de tus sueños que, velados, escondían tus palabras. Despacio, me levanté y di unos pasos para otear el horizonte mientras mi mano hacía sombra sobre mis ojos... quería ver el sol naciente, pero solo conseguí que los párpados se entornaran cegándome, lágrimas de dolor cayeron al prado y cuando me volví hacia ti, vi que ya no estabas. Como siempre, te habías marchado en silencio, sin decirme nada y el vacío retornó a mi alma buscándote en el horizon