Admirador del talento trabajado, de la belleza, de la sensibilidad y de la alegría, socialmente correcto..
Nota:
Como cada día, te veo sentada en esa silla. Siempre la misma mesa, siempre un café sola y el periódico sobre ella.
Y, como cada día, te me quedas mirando. Con esa mirada con la que siento que me desnudas. Casi siento tu aliento sobre mi piel. Deseo, rezumas deseo en cada gesto.
Y eso, me enciende.
Y, también como cada día, te respondo con una sonrisa.
Pareces muy tímida, no te atreves a acercarte a mí ni siquiera para intercambiar un par de frases tontas. Supongo que temes que, si lo haces, no podrás evitar decirme que me deseas; que quieres que sea tuyo y que los días en los que no aparezco sientes que puedes volverte loca por mi ausencia.
Porque compartimos en el mismo café apenas media hora de cada uno de nuestros días. Pero no cambiarías ese tiempo mirándome por nada d'este mundo.
Lo he pensado bien, no quiero hacerte sufrir más....
-Hola, ¿qué tal estás?
